El ser humano siempre se ha sentido atraído por las profundidades del mar, una atracción proveniente quizá de la herencia recibida de
LOS
PRIMEROS BUCEADORES
Las
primeras muestras de los intentos del hombre por sumergirse en el
mar, aparecen siglos antes de Cristo.
La más evidente es un
bajorrelieve del año 880 antes de Cristo, en el que se aprecia al
rey persa Assurbanipal II en acritud de nadar y provisto de un odre
de carnero bajo su pecho,
en forma de saco respirador y junto a él
un pez.
Pero
donde podemos observar mayor presencia de estos signos junto con
historias en ocasiones mezcladas con los mitos y las leyendas, es
durante el apogeo del imperio ateniense.
Y fueron los griegos quienes
desarrollaron el primer mecanismo de inmersión: "la
lebeta", primitiva campana de buzo.
Posteriormente
y durante el Imperio Romano, sería otro pueblo, el de los
"urinatores", el que destacaría por su tradición
subacuática, que le llevó a formar las primeras unidades de
buceadores de combate.
LA
EDAD MEDIA
En
esta época se vuelve a despertar el interés por las profundidades
del mar, dormido desde el Imperio Romano.
Incluso un conocido
personaje de este momento, Leonardo da Vinci se
interesó por este tema, llegando a diseñar unos pies de pato, unos
guantes palmeados y una caperuza de cuero que cubría la cabeza y el
cuello del buceador y en la que colocó a la altura de la boca un
tubo respirador; esta caperuza iba además cubierta por agudas púas
para "defenderse de los peces".
A
estos inventos se fueron uniendo otros que no resultaban definitivos,
por lo que el aparato utilizado era la campana: recipiente con
esta forma en el que se formaba una cámara de aire de la que
respiraba el buceador;
de la cual se realizaron múltiples diseños
que iban cambiando y evolucionando.
Como ejemplos podemos citar las
campanas de Lorini (1609), la "Patache" de Jean Barrié
(1640) y la del inglés Halley (1690).
EL
SIGLO XIX
Es
cuando se producen los mayores avances en este tema, el
ingeniero alemán August Siebe reduce el tamaño de
la campana hasta convertirla en un casco cuyo aire se suministraba
desde la superficie por medio de un conducto, a lo que años después
añadió un traje impermeable. Para su denominación, utilizó el
término "escafandra".
En
esos años cabe mencionar además un nombre español: Issac
Peral, quien inventó el submarino o "Barco pez".
El
siguiente paso en los intentos por dotar al hombre de una mayor
autonomía bajo el agua lo darían dos franceses:Auguste
Denayrouse y Benoit Rouquayrol quienes en 1860 crearon un
sistema formado por un pequeño depósito metálico con aire
comprimido a una manguera que proporcionaba aire desde la superficie
y que podía desconectarse brevemente.
Le darían el nombre
de "Aeróforo".
Pero este aparato apenas llegó
a utilizarse ya que permitía escasa autonomía y no disponía de un
sistema de visión adecuado.
EL
SIGLO XX
En
este siglo es cuando los esfuerzos realizados comienzan a dar sus
primeros frutos.
Durante los años treinta otro investigador
francés, Le Prieur diseña un nuevo aparato que por
primera vez cuenta con una botella de acero, además de utilizar
también por primera vez un sistema de visión submarino por medio de
máscara facial. Pero este aparato tampoco llegó a satisfacer todas
las necesidades de los buceadores de la época, ya que no disponía
de un sistema de control del consumo, lo que limitaba mucho su
autonomía (15 minutos en profundidades no mayores de 15 metros.
Poco
después, el año 1943 se convertiría en una fecha clave para el
submarinismo, ese año el equipo formado por el ingeniero Emile
Gagnan, el marino Jacques Yves Cousteau y un
joven deportista Freédéric Dumas probaría en
aguas de la Costa Azul un aparato que habría de convertirse en aquel
con el que tantas generaciones habían soñado. Se trataba de
la escafandra autónoma, cuyo elemento fundamental era un
regulador que suministraba al buceador aire a presión ambiente, que
se encontraba comprimido a gran presión en una botella.
Este sistema
daba la oportunidad de bajar a unas superficies nunca imaginadas por
el hombre y con un sistema de
respiración bastante aceptable.
La
escafandra autónoma abrió el camino al mundo submarino consiguiendo
despertar interés en hombres de ciencia y llevando a una sucesión
de hechos y descubrimientos nunca imaginados.
Hasta
nuestros días se han ido produciendo otros avances de menor índole,
como el chaleco hidrostático que permite regular la flotabilidad del
buceador a voluntad y el ordenador de buceo.
FUENTE: buceomardelplata
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