“Mi
proyecto es tanto artístico como ambiental. Usa sólo la belleza del
mundo natural para crear una experiencia que incentive a la
renovación
espiritual y el bienestar personal.
espiritual y el bienestar personal.
Es una culminación
de todo lo que aprendí y sobre lo que soñé al crear las
cuevas”, explica
Paulette.
Buscaba una nueva vida de meditación, en contacto con la
naturaleza y consigo mismo. Fue así como comenzó la construcción.
“El
trabajo manual es la base de mi expresión personal. Para hacerlo
bien, para que sea bello, debe incorporar a la persona integralmente,
utilizando la fuerza física, mental y emocional”, señala
Paulette en su sitio web.
“Como un bailarín, siento mi cuerpo y su movimiento de manera
consciente. Me gusta llamar a mi trabajo ‘la danza de la
excavación’.
Ese es el secreto para que este viejo hombre pueda
hacer tanto”, agrega.
Actualmente,
Paulette tiene 67 años. Él asegura que nunca buscó fama ni
reconocimiento.
Aún así, su extraordinaria historia fue replicada
en el cortometraje “Cave Digger (El excavador)” de Jeffrey
Karoff.
Detrás
de la hermosa construcción de Paulette, subyace su concepción de
arte social, en el cual “las obras no son un objetivo en sí mismo,
sino un medio para lograr el cambio”, según explica.
Desde su punto de vista, “el arte no intenta forzar el cambio a
través de una acción directa, sino que busca catalizarlo afectando
las bases emocionales desde las cuales ese cambio puede ocurrir”.