Aproximadamente
a 80km de Antalya, al sudoeste de Turquía, yace una montaña en
llamas desde hace al menos 2,500 años.
El fuego arde a un costado
del monte, consumiendo el gas metano que se alza desde el suelo. De
acuerdo con la mitología, fue éste el lugar donde nació la temible
Quimera, por lo que se le llama Monte Quimera o Yanartas.
Ahora
un equipo de geólogos liderado por Giuseppe Etiope, del Instituto
Nacional de Geofísica y Vulcanología de Roma, finalmente ha
descifrado el misterioso origen que mantiene vivas a las llamas
eternas.
Sorprendentemente, son las propias piedras de Yanartas que
emiten el gas.
Normalmente,
el metano surge de la descomposición anaeróbica de las plantas, es
decir, sin la presencia de aire. Sin embargo, el gas del Monte
Quimera no surge de este proceso biológico. El responsable es un
metal extraño llamado rutenio.
Este pariente del platino, que se
encuentra en altas concentraciones en Yanartas, funge como un
catalizador para generar metano sin la presencia de microorganismos.
El
hallazgo, publicado en la revista especializada Geofluids,
no sólo revela la enigmática fuente de las llamas eternas, sino que
también aporta un nuevo indicador para localizar yacimientos
naturales de hidrocarburos.