En
1938, cuando Joseph Figlock barría las calles de Detroit
vio como un bebé de dos años jugueteaba sin vigilancia cerca de una
ventana.
El bebé se precipitó por ella con la buena suerte de que Joseph, tuvo tiempo de atrapar al niño y salvarlo del impacto contra el suelo.
Dos años después, Figlock barría un barrio de Detroit, cuando otro bebé de dos años de edad cayó por la ventana y volvió a salvarlo de nuevo.
El bebé se precipitó por ella con la buena suerte de que Joseph, tuvo tiempo de atrapar al niño y salvarlo del impacto contra el suelo.
Dos años después, Figlock barría un barrio de Detroit, cuando otro bebé de dos años de edad cayó por la ventana y volvió a salvarlo de nuevo.
La vida esta llena de coincidencias insignificantes;
encontrar un amigo en una
ciudad turística,
decir la misma palabra a la vez,
coincidir con el mismo vestido en una fiesta,
la mayoría de ellas ni siquiera merecen nuestra atención.
Sin embargo,
existen otras que resultan tan increíbles que nos dejan con
la boca abierta.
Momentos y lugares precisos, catástrofes y numerología
que nos hacen pensar que no pueden ser casualidad.
La mayoría de las personas
hemos vivido alguna de estas coincidencia,
algunas agradables y otras mucho más escalofriantes.
existen otras que resultan tan increíbles que nos dejan con
la boca abierta.
Momentos y lugares precisos, catástrofes y numerología
que nos hacen pensar que no pueden ser casualidad.
hemos vivido alguna de estas coincidencia,
algunas agradables y otras mucho más escalofriantes.