Este
perro lleva viviendo
en el cementerio desde hace tiempo.
Cuando su mejor amigo y compañero de vida falleció,
él no quiso abandonarle y
decidió cavar un agujero sobre su tumba y quedarse allí, fiel a su
humano. Ni la muerte los pudo separar.
Muchos
han sido los intentos por llevarlo a otra parte pero él siempre
vuelve. Se
resguarda del frío y de la llueva debajo de la tierra.
Los visitantes y responsables del lugar se encargan de darle comida y
algo de cariño, aunque nada podrá llenar el vacío que le dejó el
día en el que desapareció para siempre su querido amigo humano.
Una
muestra mas de la eterna
fidelidad que
nos guardan estos grandes seres, a los que les debemos tantísimo.
Fuente: Facebook